Epílogo!

Chicas!!!! Hoy llego un poquito mas tarde, se me complicó subir antes. Pero ya estoy aquí! No quiero hacerme muy repetitiva así que será cortita la cosa. GRACIAS. A cada una de las chicas que me acompañaron. Las que me dejaron esos comentarios que me hicieron sonreír tanto. Me pone tan feliz que les gustase la historia....GRACIAS chicas, las quiero mucho. Ahora llega este pequeño punto y final. 
La nove no está acabada.....así que volveré con adaptación. En cuanto pueda les dejo el argumento y me dicen si les gusta o no para subir. Nada mas para decir, son las mejores!
Gracias por leerme!! Besos, Vero!!



                                    EPÍLOGO




Tía Lali! ¡El abuelo Ron y la abuela Fiona están aquí!
Lali se secó las manos en un paño de cocina y fue hacia la puerta para ver a Tomy echándose a los brazos de su abuela adoptada.
—Me han dado las notas —le oyó decir emocionado—. Y tengo todo sobresalientes. ¿Sabes lo que eso significa? Que mi padre me va a enseñar a montar toros de rodeo. Bueno, vaquillas. Voy a ir a un rodeo este verano.
Hacía casi seis meses desde que Tomy había empezado a llamar papá a Peter, y Lali seguía sintiendo el mismo temblor en la voz cada vez que le oía decir mi padre con tanto orgullo y vehemencia.
Ruben pasó corriendo junto a ella.
—¡Abuelo! ¡Abuela!
Ruben había crecido mucho y Lali sintió cierta tristeza al ver cómo pasaba el tiempo y lo deprisa que los niños se hacían mayores.
Ruben le había dicho adiós a los pañales y al chupete para siempre después de que Tomy y él se escaparan por la pradera aquel día.
Todos entraron en casa y Lali le notó a Fiona lo contenta que estaba.
—¿Qué tal va Adopta una Abuela? —le preguntó, después de darles un abrazo.
—El nombre sigue pareciéndome sexista —protestó su marido con desenfado.
—Nos han llamado de todos los rincones de los Estados Unidos pidiéndonos información. El mes que viene voy a ser una conferenciante invitada en Los Ángeles. ¡Yo!
—Fiona y yo ya tenemos dieciséis nietos —dijo Ron—. Incluidos estos dos —le acarició la cabeza a Tomy con afecto.
—¿En, os habéis dado cuenta que mi tía Lali tiene otro aspecto?
Lali se sonrojó cuando los Mortimer se volvieron a mirarla.
—¡No es cierto!
—¡Está embarazada! —Tomy anunció en tono oficial—. Vamos a tener un bebé. Ruben y yo queremos que sea niño, pero ella no. Mi tía preferiría una niña.
—Y yo también —dijo Peter, que entraba por la puerta de atrás—. Quiero una niña con grandes ojos marrones y el pelo largo y oscuro. Hola Fiona, Ron. Me alegro de veros.
Lali los miró mientras Ron le daba la mano y Fiona lo abrazaba con cariño. El amor y el respeto se respiraban en el ambiente.
Entonces, le dio un beso a ella como si no la hubiera visto en un año en lugar de en unas horas. Se volvió hacia sus invitados sin soltarle la cintura.
—Os agradezco mucho que hayáis podido venir a pasar unos días con Tomy y Ruben. Llevo prometiéndole a Lali que la voy a llevar a Cypress Hills desde hace mucho tiempo. Nuestro primer aniversario me pareció el momento perfecto.
Su primer aniversario, pensó Lali. Sus pensamientos volvieron al año anterior y le pareció como si en su memoria hubiera un álbum de fotos de momentos imaginados por ella a lo largo de su vida: Tomy y Ruben persiguiendo mariposas a través de la alta hierba, su hogar rebosando de risas y felicidad, y Peter mirándola con una ternura que jamás desaparecía.
—Nos estáis haciendo un favor —dijo Fiona—. ¿Qué queréis hacer primero, chicos?
—Ir al parque acuático de Medicine Hat —contestó Tomy.
—Soy demasiado vieja para eso —dijo Fiona con temor fingido.
—Eso fue lo que dijiste antes de montar —le recordó Tomy—. Cuando Ruben y yo teníamos frío y nos queríamos marchar, no fuimos capaces de sacarte del agua.
—Estas mujeres mayores —dijo Peter con solemnidad—. Dejan K.O. a cualquier hombre. Son una caja de sorpresas.
Lali le dio una torta en el brazo, y después lo miró a los ojos y sintió una enorme gratitud por todas las sorpresas que la vida le había regalado.
—Ven a ver mi habitación, abuela —dijo Tomy y le tiró del brazo—. Acabo de pintarla otra vez.
—Gracias a Dios —contestó ella.
—Toda de negro —añadió él con júbilo—. Incluso el techo.
—Yo también quero mi habitación nega —comentó Ruben.
—Tienes que esperar a tener doce años —le dijo Tomy con firmeza.
Cenaron juntos y después los niños y los abuelos apremiaron a Lali y a Peter para que se marcharan, puesto que ya tenían las maletas en la camioneta.
—Las estrellas están saliendo —le dijo con nostalgia, cuando llevaban media hora conduciendo.
—¿Quieres parar?
—¿Podríamos?
Detuvieron la camioneta y se quedaron sentados en silencio. Pasado un rato, Lali metió la mano en el bolso y sacó una caja pequeña.
Él desenvolvió el paquete y lo abrió. Dentro de la caja había una hebilla con la fecha y el año de su aniversario grabados.
—La plata —dijo ella en tono suave— es de una armadura auténtica que pertenecía a un caballero armado de la Edad Media. La armadura se estropeó en un incendio y no pudieron repararla.
—¿Cómo diantres encontraste una cosa así? —le preguntó mientras examinaba la hebilla.
—Por Internet.
Él se echó a reír.
—Creo que el mundo va a dejar atrás a este viejo vaquero.
—No. El mundo siempre necesitará vaqueros. Y caballeros. Siempre.
—Ven aquí.
Ella se deslizó al lugar donde más le gustaba estar. Entre sus brazos. Peter la besó hasta que ambos se quedaron sin aliento.
—¿Lali, llegaremos alguna vez a Cypress Hills?
Lali pensó en las opciones, lo volvió a besar durante un buen rato y entonces respondió:
—Espero que no.

Fin