lunes, 30 de julio de 2012

Capitulo Ocho!




Hola chicaaaaass!!! Como les va este lunes?? Al parecer esta "pequeña familia" crece! jajaja Me encanta que se vayan sumando mas lectoras y que les guste la historia. Y también me pone feliz que leyeran la anterior nove y disfrutaran de ella también. Las leo a todas y cada una y les doy las GRACIAS por dejarme su opinión y compartirla conmigo. SON LAS MEJORES!! Ahora si, les dejo que lean tranquilas el capi que se que es lo que quieren!! Jaja
Gracias por leerme!! Besos, Vero!!



                              CAPITULO OCHO



Cariño, despierta.

Lali se acurrucó bajo el edredón. Entonces sintió unos labios rozándole los dedos de los pies y, al momento, un enorme placer al recordar dónde estaba, que era la señora de Peter Lanzani y lo que habían pasado la noche haciendo.
Peter se metió bajo el edredón y sacó la cabeza al lado de ella. Lali le sonrió, mirando sus ojos risueños, verdes, brillantes.
—Buenos días, señora Lanzani —le besó la mejilla.
—¿Se supone que ese es el paso siguiente a señorita?
—Olvidé que por la mañana estabas de mal humor. Claro que, no es por la mañana. Se suponía que tendríamos que habernos marchado de luna de miel hace ya tres horas.
Ma Watson se había ofrecido para quedarse con los niños durante cuatro días para que Peter y Lali pudieran escaparse a Cypress Hills, un paraíso terrenal no muy lejos de Medicine Hat que no había sido destruido por los efectos de los glaciares. ,
—Te encantará —le dijo Peter mientras le daba besitos en la oreja—. Es un lugar muy exótico, casi como una selva tropical en medio del desierto.
—Lo que estás haciendo es bastante exótico —dijo ella.
—Inocente. Se llama erótico.
Y para cuando terminaron de explorar eso, habían pasado otras dos horas más.
—Creo que deberíamos marcharnos cuanto antes —le dijo Peter sentado frente a ella en la bañera, entre un mar de espuma.
Lali le acarició la barbilla con el dedo del pie.
—Pienso que deberíamos quedaros aquí mismo.
—¿Y qué clase de luna de miel sería esa?
—Hasta el momento yo me lo estoy pasando muy bien —le dijo—. ¿Sabes lo que me gustaría hacer?
—¿Otra vez? —le preguntó sorprendido.
—Además de eso. Pintar las habitaciones de los niños.
—Eso suena muy romántico.
—Quizá te lleves una sorpresa.
Pasaron el resto del día pintando la habitación de Ruben de un precioso azul pálido. A Peter se le daba fatal y acabó todo lleno de pintura
—Ven aquí —le dijo con voz ronca cuando habían terminado la última pared.
—¿Estás de broma? No te voy a tocar.
Él avanzó hacia ella.
—¡Peter, estás todo manchado de azul!
—En la salud y en la enfermedad —le recordó mientras se adelantaba con rapidez y le plantaba las manos llenas de pintura—. Limpio o lleno de pintura.
Lali echó a correr chillando y él fue detrás de ella. Sabía que Peter la atraparía enseguida porque estaba en mejor forma física que ella, pero también que no era más que un juego del que ambos estaban disfrutando. De repente, Lali se sintió sobrecogida por el curso que había tomado su vida.
Cuando, después de su largo compromiso, Benjamin le había dicho que tendría que ser o él o Tomy, Lali se había disgustado mucho. Sintió como si hubiera invertido los mejores años de su vida en una relación baldía, pues Lali había tenido que posponer su boda una y otra vez por la enfermedad de su hermana.
Se le ocurrió que de haber sido Peter, se habría casado con ella de todos modos.
En secreto, Lali había albergado al esperanza de que Benjamin insistiera en casarse con ella, para apoyarla y ayudarla a pasar la enfermedad de su hermana, demostrándole así su amor.
Pero no lo había hecho. Pensándolo bien, casi le parecía que se había mostrado aliviado cuando habían pospuesto la boda. Y quizá también cuando Lali había elegido a Tomy.
¿Habría Benjamin intuido que si se casaban perderían la oportunidad de tener lo que ella tenía en ese momento con Peter?
Se echó a reír al pensar en ello. Porque le resultaba gracioso pensar en Benjamin mostrándose apasionado. O juguetón. ¿Qué era exactamente lo que le había atraído de él?
En aquel entonces, Benjamin le había parecido un hombre de lo más estable. Tenía un negocio próspero, y eso también la había atraído. Pero al final, resultó no ser el hombre conveniente.
Mientras corría por el camino hacia el establo, riendo a carcajadas, le pareció que aquello que había ocurrido hacía años, cuando Benjamin le había obligado a elegir, no había sido tan tremendo, al menos sabiendo como sabía en ese momento hacia dónde la había conducido.
Volvió la cabeza y vio a su marido persiguiéndola con ánimo, entonces abrió la puerta del cobertizo, entró corriendo y subió por las estrechas escaleras que llevaban al pajar con Peter pisándole los talones.
Finalmente, se apiadó de ella y la atrapó. Cayeron juntos sobre un montón de heno y él le plantó las manos azules por todas partes hasta que Lali dejó de reírse y empezó a besarlo con el ardor y la avidez de una mujer que intentaba recuperar el tiempo perdido.
—Te dije que quizá la pintura te resultara sorprendentemente interesante —le susurró.
—Me encanta —concedió mientras le besaba entre los pechos.
—Mañana pintaremos la de Tomy. En rojo y negro —dijo medio jadeando.
—Apenas puedo esperar.
—Él mismo escogió los colores. Peter, esto es muy incómodo. Se me está clavando la paja en la espalda.
—En la salud y en la enfermedad, por el día o por la noche, siempre es bueno, incluso en el heno.
Ella se echó a reír, le echó los brazos al cuello y sin saber cómo se olvidó de que se le estuviera clavando algo en la espalda.
Al día siguiente, mientras Peter pintaba la habitación de Tomy, Lali pintó a Mickey Mouse, Pluto y Goofy en la de Ruben.
—Oye, eres muy buena —dijo Peter admirando sus pinturas pero, al momento, pasó a mirarla a ella y allí se quedó.
Ella lo miró, apoyado sobre el marco de la puerta, todo manchado de pintura negra y roja, y se estremeció al ver cómo la miraba.
—Ni se te ocurra acercarte a mí hasta que no te quites toda esa pintura.
—Apuesto a que podría quitármela en menos de tres minutos.
—Venga —le susurró, y el fuego que llameaba en sus ojos hizo que Lali sintiera como si estuviera empezando a vivir de verdad.
Como si hubiera pasado toda la vida dormida hasta que ese caballero armado, disfrazado de humilde vaquero, hubiera aparecido y la hubiera despertado con un beso.
Cada día estaba más segura de haber hecho lo correcto. No se cansaba de acariciarlo, de mirarlo, de estar con él.
Y sabía sin duda alguna que él sentía lo mismo por ella porque se le veía radiante de felicidad.
Y entonces, de repente, se terminó la luna de miel, y los chicos volvieron a casa.
Y dominar todo lo que sentía hacia Peter era como una dulce tortura; tener que esperar a que nadie estuviera mirando para acariciarle el trasero, para besarse hasta quedarse los dos sin respiración, para tumbarlo sobre la alfombra, el sofá o la hierba y satisfacer su ardiente deseo.
Porque sabía que, a pesar de su discreción, Tomy la vigilaba con mirada confusa y furiosa.
¿Cómo se atrevía otra persona a hacer tan feliz a su tía Lali?
—Odio mi cuarto —anunció Tomy mientras desayunaban a la mañana siguiente de llegar de casa de Ma.
—¿Qué es lo que no te gusta? —le preguntó Lali, mientras ayudaba a Ruben a subirse a la silla.
—El rojo y el negro son asquerosos.
—Lo volveremos a pintar.
—No, no lo haremos —dijo Peter—. Tú pediste esos dos colores y tendrás que aguantarte con ellos. El desayuno está estupendo, Lali. Tomy y yo lo prepararemos mañana. ¿Qué te parece, Tomy?
—Yo solo sé preparar cereales —contestó Tomy poniendo mala cara.
—Estupendo —dijo Peter—. Es lo que más le gusta a Ruben.
—¿Podríamos hablar tú y yo a solas un momento? —Lali le dijo a Peter.
Salió de la cocina al pequeño porche trasero y respiró hondo. El aire era limpio y fresco. Un ternero berreó en la distancia.
—No le gusta su habitación. ¿Por qué no volver a pintarla?
—Lali, no es su habitación lo que no le gusta. Estás desesperada por complacerlo y él lo sabe. Con esas te hará pintarle la habitación dos veces por semana.
Sabía que quizá Peter tuviera razón, pero no estaba acostumbrada a tener que discutir sus propias decisiones con nadie, y no le gustaba que le dijeran que había hecho mal, aunque fuera verdad.
—¿Y no es mi vida, acaso? —dijo—. ¿No puedo pintarle la habitación dos veces por semana si es eso lo que quiero?
—No.
Ella se cruzó de brazos y entrecerró los ojos.
—¿Crees que me vas a decir lo que debo hacer?
—Esto ni siquiera tiene que ver contigo, Lali, sino con él. Cree que esto es lo que quiere, que peleemos por él. Pero en realidad no lo es, y si acabamos discutiendo se sentirá tan mal por dentro que no sabrá qué hacer. Debemos mantenernos unidos y solidarios.
—Entonces, deberías haber estado de acuerdo en volver a pintar el dormitorio, o al menos deberías haberlo discutido conmigo a solas antes de decir nada. No me ha gustado que me quitaras la razón delante de él, como si fueras tú el que tomara todas las decisiones en casa.
Al mirarlo, le costó creer que aquel fuera el mismo hombre que la había perseguido a la carrera hasta el pajar. En ese momento la miraba con dureza, y no parecía muy dispuesto a echarse atrás.
—Mira, lo siento si no te ha gustado cómo lo he llevado; yo tampoco estoy acostumbrado a consultar con nadie las decisiones que tomo. Intentaré hacerlo mejor la próxima vez, pero por el momento si queréis volver a pintar ese cuarto será por encima de mi cadáver.
La expresión severa de su rostro, su mirada, lo convirtieron de pronto en un perfecto extraño. Que en realidad lo era, si lo pensaba bien.
—Eres muy terco.
—Como una mula.
—Yo, también.
—Bueno, mientras nos llevemos bien, eso es lo que importa —suspiró—. Lali, si dentro de un mes sigue sin soportar el color de las paredes, entonces le traeremos otro color. Pero tendrá que pintarlas él mismo.
—Solo quiero que sea feliz —gimió Lali.
—No hay atajos para llegar hasta ahí. No le vas a hacer feliz pintándole ahora la habitación de otro color o comprándole zapatillas caras. En realidad, no creo que eso le haga feliz si él se empeña en no serlo.
—Creo que me he equivocado —susurró.
Y cuando Lali vio el dolor ensombreciéndole la mirada, supo que no podía haber dicho nada peor a su recién estrenado marido de haberlo planeado.
—No he querido decirlo así —le tocó el brazo, pero el daño ya estaba hecho.
Él sonrió para disimular su dolor.
—Nuestra primera pelea, Lali. Sin contar la del día que nos conocimos. Tal vez nos equivocamos si ni siquiera podemos discutir sin que uno de nosotros quiera abandonar. ¿Es que pensaste que íbamos a estar de acuerdo en todo?
Ella deseaba con toda su alma que fueran una familia feliz, perfecta. Quería que su hogar estuviera lleno de paz y armonía.
—Venga, no te pongas así, Lali.
—¿Cómo?
—No te preocupes tanto —le dijo acariciándole la frente—. Sencillamente, no puedes esperar que todo funcione a la perfección sin darle un poco de tiempo. Todos tenemos que adaptarnos para que esto arranque y siga adelante —le dio un beso en la mejilla.
Pero ella sabía que al decir «todos» se refería a Tomy.
Peter pasó junto a ella para entrar de nuevo en la cocina.
—Vamos, Tomy, vayamos a atender a los terneros.
—¿Vamos a pintar mi habitación otra vez?
—No —dijo Peter.
Ella entró tras de él.
—¡Pero me da asco! —Tomy la miraba como rogándole que lo ayudara y Lali vio que estaba a punto de llorar.
Miró a Peter y se puso derecha.
—Si no te gusta dentro de un mes, podrás volver a pintarla tú mismo.
—Qué asco.
—Hablando de todo un poco, será mejor que vayamos a dar de comer a los terneros —dijo Peter con calma.
Tomy tiró la servilleta, le echó a Lali una mirada asesina y salió de la casa detrás de Peter.
Ruben la miró con sus grandes ojos marrones y sonrió.
—A mí me busta mi pintuda.
—Gracias, cariño.
Debió de percibir su consternación porque añadió:
—Mucho.
Lo levantó en brazos y lo abrazó con fuerza.
Él la abrazó también.
—Mami —le susurró al oído, una palabra que no paraba de repetir, y Lali no sabía cómo podía habérsele ocurrido pensar que había cometido un error al casarse con Peter Lanzani.
Esa noche, a solas con Peter en su dormitorio, Lali percibió la sutil tensión que flotaba en el ambiente. Desde la cama, lo observó mientras se quitaba la camisa y experimentó un calor por dentro que ya le era familiar.
—Peter, no quería decir lo que dije. Sobre haber cometido un error. Solo es que me siento tan responsable de Tomy. Me doy cuenta de que no está contento y quiero repararlo.
Peter terminó de desnudarse y se metió en la cama con ella; se acercó y la abrazó.
—¿Te has pasado todo el día preocupándote por lo mismo?
—¡Sí!
—Llevas mucho tiempo arreglándotelas sola con Tomy. A lo mejor, debería haberte dejado con él. Supongo que los hombres hacemos las cosas de otra manera, y creo que Tomy necesita un poco de disciplina en este momento.
—Tú crees que lo mimo demasiado, ¿no?
—No he dicho eso. Solo es que estás tan preocupada por no enfrentarte a él, Lali. Los enfrentamientos no hacen daño a las personas. Tiene que saber quién manda aquí, y que no es él precisamente. Al final, se sentirá aliviado de saber que no es él.
—¿Y quién manda aquí? —le preguntó, poniéndose nerviosa otra vez.
—Creo que tanto tú como yo podemos hacerlo juntos.
—¿Piensas eso de verdad, o lo dices para evitar una discusión?
—Se me ocurren otras cosas que hacer contigo.
Peter le acarició el pelo y después le dio un beso en el cuello.
Lali cerró los ojos y pensó que aquello era lo único que importaba. Lo único.


A la mañana siguiente, Lali se despertó pensando si no sería verdad que se preocupaba demasiado. Tomy y Ruben estaban en la habitación de Tomy, riéndose a carcajadas, claramente felices, tal y como ella había esperado. Cuando salieron a desayunar, su buen humor continuó durante todo el desayuno y los dos se lo pasaron mugiendo e imitando los sonidos de otros animales.
Peter la miró por encima de la taza de café y le guiñó un ojo.
De camino a la puerta, unos minutos después de haberse marchado Peter, Tomy lo estropeó todo diciéndole:
—Sé que lo quieres más que a mí. Lo sé.
—Tomy, eso no es verdad. En absoluto. Siento algo muy fuerte hacia Peter, pero es un amor totalmente distinto al que siento por ti.
Tomy le echó una mirada de fastidio y salió por la puerta.
Esa noche, después de cenar, Peter y ella salieron a pasear a la pradera mientras los chicos veían la televisión.
—Tomy me ha dicho hoy que quiere ir a ver a su padre —le dijo Peter.
—¿Cómo?
—Eso es lo que me ha dicho.
—Vaya, pero si Tomy ni siquiera lo conoce. Su padre abandonó a mi hermana en cuanto se enteró de que estaba encinta.
Peter soltó un improperio entre dientes.
—Me habló de él como si lo conociera. Dijo que solo tenía que hacer una llamada telefónica y que su padre le enviaría un billete de avión.
—¿Y por qué iba a hacer eso?
—A lo mejor, eso es lo que a él le gustaría que fuera la verdad. Cualquier cosa mejor que tenerme a mí, que soy el que lo obliga a trabajar con las bestias y el estiércol. Y el que le ha robado un pedazo del corazón que ha tenido para él solo durante tanto tiempo.
—Está tan celoso —dijo Lali con desazón.
—Si sigues haciendo eso, te va a dar un aire —dijo él y le frotó suavemente el entrecejo.
Pero cuando Lali lo miró, vio que estaba tan disgustado como ella.
—¿Qué podemos hacer?
—No creo que podamos hacer nada, excepto intentar actuar lo más normal posible. Sería un error hacerle el juego y consentirle todos los caprichos. Yo seguiré trabajando con él cada día. Parece gustarle mucho el trabajo de la granja. Y tú continúa queriéndolo; tienes un don para ello.
—Siento como si me estuviera rogando que lo quisiera más, pero cuando lo intento, no me deja acercarme a él. Creo que el trabajo le conviene y le ayuda a desahogar esa angustia que siente, propia de su edad.
—¿Sabes lo que me hace sentirme fatal? Que Tomy esté tan fastidiado y Ruben tan contento.
Era verdad. Ruben la seguía por la casa como un perrillo, subiéndose a sus rodillas en cuanto se sentaba, charlando como una cotorra, dándole amorosos besos y abrazos y «ayudándola» con todo.
Lali incluso se dio cuenta de que había mejorado su pronunciación de la r. Le leía muchos cuentos y le hacía repetir palabras con erre para que practicara.
Pero a pesar de su adoración por Lali, se resistía a dejar los pañales y el chupete.
A la mañana siguiente, cuando Lali se despertó, la habitación de Tomy estaba vacía. Por un instante pensó que se había marchado en ridicula búsqueda de su padre.
Entonces lo vio fuera en el camino. Justo al lado de la camioneta de Peter.
Se apoderó de ella una sensación de pánico.
Peter se acercó por detrás, le echó los brazos al cuello y le dio un beso.
—¿Qué está haciendo Tomy?
En ese momento, Tomy se apartó del vehículo y dejó ver su trabajo manual.
La nueva palabra era aún más soez que la anterior.
—Oh, Peter —Lali suspiró al notar cómo Peter se ponía al ver la palabra—. Lo siento tanto.
—¿Lo sientes? ¿Por qué diantres ibas a sentirlo? ¿Es que eres tú la que estás ahí con el clavo? —dijo con rabia contenida.
—Entonces la soltó y fue hacia la puerta.
—Peter, no reacciones con enfado.
—¡No creo que le haga daño saber que estoy enfadado!
—¡Por favor!
—¿Es que no confías en mí? ¿Qué demonios crees que voy a hacer? ¿Darle una paliza? ¿Es eso lo que piensas de mí, Lali? ¿Qué no soy más que un bruto vaquero que no sabe cómo tratar a un chico de doce años?
—Yo no he dicho eso.
—Se te nota en la mirada que quieres protegerlo. De mí. ¿He hecho algo malo para merecer eso?
—Se le ve tan confuso, tan frágil.
—¿Eso que ha hecho te parece frágil? ¿Sabes lo que me parece a mí? Una provocación en toda regla. Está pidiendo que le dictemos normas y le pongamos límites, y yo tengo la intención de hacerlo.
Se dio media vuelta y salió por la puerta.
Lali se aguantó las ganas de seguirlo, de supervisar, y se quedó mirando por la ventana mientras él hablaba con Tomy. Y se dio cuenta de que tenía razón. Desde el principio, jamás le había dado ninguna razón para creer que no llevaría el asunto como era debido.
Que ella supiera, ni siquiera había levantado la voz.
¿Qué pasaba con ella? Se sentía tan confusa, como si el hecho de escoger la felicidad junto a Peter hubiera roto la promesa que le hizo a su hermana de cuidar de Tomy. Además, antes de casarse con Peter había estado convencida de que aquella unión sería también lo mejor para su sobrino.
¿Pero qué pasaría si ellos dos no eran capaces de resolver sus diferencias?
Peter y Tomy entraron en la casa unos minutos después.
—Tomy —dijo—. ¿Por qué? Sencillamente no...
—Lali, déjalo —la interrumpió Peter bruscamente—. Tengo toneladas de estiércol. Probablemente suficientes para durarle hasta que cumpla dieciocho años.
Tomy no dijo nada, y cuando la miró, Lali vio algo extraño en su mirada. Era como si quisiera odiar a aquel hombre y no pudiera. Había pensado en lo peor que podría hacerle, había intentado enfurecerlo, como si le hubiera hecho una prueba. ¿Quieres odiarme también?
Y Peter le había respondido que no.
La respuesta que más le hacía falta escuchar a Tomy.
—Supongo que voy a tener que mover tanto estiércol —dijo Tomy—, que seguramente tendréis que comprar más vacas.
—Eso es, hijo —dijo Peter con un brillo de picardía en la mirada.
Tomy ni siquiera protestó porque lo llamara hijo.
Tenía que confiar en él. Confiar en su marido. Entonces se dio cuenta de que había pasado mucho tiempo desde que no había tenido que confiar en nadie aparte de en sí misma. Y también pensó que cuando le había dado el sí delante de todo el pueblo, en realidad había prometido aprender muchas lecciones de amor.
Solo que algunas parecían más fáciles que otras

8 comentarios:

  1. Lina (@Lina_AR12)30 de julio de 2012, 7:42

    Q bueno!Tomy está actuando como un verdadero adolescente,en realidad tiene miedo de encariñarse y q desaparezca,se aferra a lo único q tiene es Lali y tiene miedo q ella lo deje de querer.Con perseverancia se dará cuenta q aqui todos han ganado!Muy buena la historia!

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  2. Lina (@Lina_AR12)30 de julio de 2012, 7:44

    Se ha extrañado el fin de semana,aunq ya habias avisado,pero cdo uno se engaña con la historia espera ansiosa el proximo capitulo!

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  3. Me FASCINA :)
    Son muy tiernos♥
    Me encanta que Peter sepa como manejar a Tomy Y que Lali se lleve tan bien con Ruben :)
    Espero mas!
    Beso
    Juli♥
    @amorxca

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  4. Tomy le esta poniendo todo difícil, esperemos q con el tiempo pueda mejorar más!!!

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  5. Amore!!! Me encanta!!! Es increible todo!
    Ahora se tienen que adaptar a vivir todos juntos!
    Sabes que te amo! Besitos sister!!!!

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  6. ¡Increíble !Peter maneja a un pre adolescente, y no puede con un bebé d 3 años.Lali ,se siente mal x Tomy,pero es k siempre lo antepuso a todo y a todos ,y ahora le cuesta delegar en k otro se ocupe, y preocupe x el.

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  7. Awwwwwwww,por un momento pensé q se peleaban feo,jajaj,muy BUENAAAAAAA,me morí con el "mami" de ruben y el "hijo" de peter, seguila,masmasmasmasmasmasmasmasmas,besos

    Beth

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