martes, 31 de julio de 2012

Capitulo Nueve!




Hola chicas, como andan?? Hoy paso rápido porque no me encuentro muy bien. Les dejo capi! Tengo que decir que queda uno, mas el epilogo. Esta historia llega a su final, igual, seguiré subiendo muchas jaja. Gracias a todas por sus comentarios. Sean felices!!
Gracias por leerme!! Besos, Vero!!


                              
                              CAPITULO NUEVE



Era el momento favorito del día para Peter. No siempre había sido así, pero las cosas habían cambiado.

Los chicos estaban en la cama. Incluso Tomy le había pedido esa noche que le enseñara unos cuantos mapas de la zona. Luego, cuando llegó el momento de contarle a Ruben un cuento antes de dormir, todos se habían sentado sobre la cama del niño, incluido Tomy, y habían disfrutado con las historias de Robert Munsch. Mientras Lali leía el cuento, Peter la había observado y había visto lo feliz que se la veía, y que aquello era lo que ella había soñado y esperado. Una familia, no un campo de batalla.
Y el tener una familia era precisamente lo que él había soñado toda la vida.
Sencillamente, Tomy no compartía el mismo sueño. Peter había averiguado que era una tregua temporal cuando había entrado en el baño después de salir los niños. Tomy había escrito su nombre con pasta de dientes en el espejo. Peter lo limpió antes de que Lali lo viera, sabiendo lo rápidamente que borraría la serenidad de su rostro.
Después de fregar y secar los platos, Peter abrió la puerta de la cocina para salir con Lali al porche trasero. Ella salió con la cabeza levantada, mirando las estrellas como si no las hubiera visto la noche anterior o la otra.
Cuando llegaron a su loma favorita, Peter se metió la mano dentro de la camisa y sacó una rosa roja de tallo largo.
—¡Peter! ¿Y esto por qué?
—Porque hoy hace dos semanas que nos casamos.
—¿Tuviste que ir hasta la ciudad para comprarla? —preguntó mientras metía la nariz entre los pétalos de la flor.
—Sí.
—¿Y no te ha arañado, ahí dentro como la llevabas?
—Pues, sí.
—¿Y ha valido la pena?
—Por supuesto, señora. Te ha hecho sonreír. Esa arruga del entrecejo casi ha desaparecido.
Lali miró hacia la casa.
—¿Cómo no me voy a preocupar? Peter, se está comportando tan mal. Jamás ha estado así. ¡Como si lo de rayar el coche no fuera suficiente! Después empezaron los pequeños percances, como soltar los terneros, tirar la pelota de béisbol por la ventana del baño.
—¿Cómo?
—Ha sido esta tarde.
—Déjame adivinar. ¿Un accidente?
—¿No te has dado cuenta?
—Pensé que la ventana del baño estaba abierta.
La verdad era que se había distraído completamente con el incidente de la pasta de dientes, lo cual había decidido no contarle.
—Me siento tan angustiada, Peter, tan dividida entre el amor y la lealtad.
Eso lo sabía él. Lo sabía desde que habían discutido  por Tomy. Le daba miedo preguntarle hacia quién de ellos sentía lealtad y hacia quién amor. Entre ellos no hablaban de esas cosas.
Le sorprendió lo mucho que deseaba oírle hablar de ello.
Cada mañana se despertaba esperando que ese fuera el día en que Lali le dijera que lo amaba.
Pero en lugar de eso, se despertaban con alguna nueva jugarreta de Tomy y Lali seguía preocupada. Cuando la veía así, a Peter se le partía el corazón.
Porque la amaba.
No podía creer lo que sentía por ella, ni el inmenso regalo que le había dado la vida.
La observaba con su hijo y sentía el amor creciendo en su pecho.
Cuando entraba en casa y olía a limpio y a galletas recién hechas, su amor por ella crecía un poco más.
Se iba de noche a la cama y Lali se mostraba tan asombrada, tan amorosa, tan sexy sin ni siquiera sospecharlo, y su amor por ella crecía un poco más.
Veía que, después de pasar años sola, le daba su confianza poco a poco, y él la tomaba como un regalo del cielo, sin saber si era o no merecedor de ella.
De noche, salían a pasear bajo el inmenso cielo estrellado, y él empezó a amar su tono de voz y su tranquilidad, su ternura, su consideración, y el amor por ella crecía un poco más.
Con la misma esperanza con la que ella plantaba flores en aquella tierra seca. Y, tal vez, igualmente predestinada.
—Hay algo más —dijo Lali.
—¿Tienes que contármelo? —dijo con pesar.
—Los Mortimer llamaron esta tarde. Fueron muy desagradables conmigo. Dijeron que iban a decirle al juez que nuestro matrimonio es un montaje, y también que acabarían consiguiendo la custodia de Ruben.
Peter se olvidó de que había pasado una nueva página en su vida y soltó una palabrota.
—¿Peter, quieres hablarme de Eugenia? Siento que si entendiera algunas cosas sobre ella también comprendería mejor a Ruben. Y tal vez, también a sus padres.
Peter nunca había querido hablar de Eugenia, y menos aún a su recién estrenada esposa pero, de repente, entendió lo que Lali le estaba ofreciendo; no solo quería comprender mejor a Ruben, sino también ayudarlo a él.
—La conocí en un rodeo. Era la reina de las carreras de caballos. Preciosa. Insensata. A mí me gustó, porque era tan alocada e irresponsable como yo. Le gustaba vivir deprisa, la velocidad, la acción. Era imprevisible e informal y, en ese momento, fue un elemento en mi vida que se añadió a toda aquella sensación de emoción que sentía. Me dijo que tomaba anticonceptivos, así que me quedé helado cuando me comunicó que estaba embarazada —intentó no hablar con amargura, pero le resultó imposible—. A ella se le ocurrió abortar; dijo que no le importaba hacerlo. Pero yo la convencí para que no lo hiciera. Pensé que, cuando naciera el bebé, estaría tan dispuesta a cambiar como lo estaba yo. Pero aprendí una dura lección sobre los humanos, y es que la primera impresión es la que vale. A Eugenia no le interesaba ser mamá. Odiaba la granja, el trabajo duro, y al poco tiempo empezó a odiarme a mí. No fui capaz de darme cuenta, desde el principio, de que a ella no le importaba nada en el mundo. Lo único que le interesaba era vivir emociones, y cuanto más fuertes, mejor. Y claro, la vida en una granja de Saskatchewan no resulta demasiado apasionante.
O al menos eso había pensado Peter hasta que había conocido a Lali. De pronto, junto a Lali, que parecía tan tranquila y sencilla, su granja de Saskatchewan se había convertido en un lugar bastante emocionante. ¡Y eso sin contar las jugarretas que Tomy llevaba a cabo todos los días!
—Era como si Eugenia tuviera algo extraño en su naturaleza —continuó de modo reflexivo, expresando sus pensamientos en voz alta por primera vez—. Oculto tras aquella sonrisa temeraria estaba el hecho de que a Eugenia no le importaba nadie sino ella misma. Eugenia empeoró después de nacer el bebé. Se volvió más inquieta, más resentida. A veces, cuando entraba en casa después de terminar el trabajo de la granja, empezaba a lanzarme cosas y a gritarme. Decía que quería al bebé y no a ella, y que deseaba que ella se muriera de aburrimiento y que yo lo estaba naciendo todo a propósito. Un día agarró al bebé y se largó. Y se lo llevó no porque quisiera al niño, sino para hacerme daño. Para castigarme por no haberle dado lo que ella quería. Supongo que también por no ser capaz de llenar el vacío que ella sentía por dentro; aunque estoy convencido de que tampoco lo habría podido lograr otra persona. En realidad, cuanto más intentaba comprender su enrevesada manera de pensar, más fracasaba. La localicé y la vi en un par de ocasiones, el tiempo suficiente para verla sonreír con satisfacción al comprobar que me estaba causando tanto dolor. Y después, volvía a desaparecer. Cada día doy gracias a Dios de que Ruben no estuviera con ella el día que se mató en accidente de tráfico. Supongo que le diría a Ruben muchas cosas malas de mí, porque cuando lo traje aquí por primera vez parecía tenerme mucho miedo, se mostraba receloso y no hablaba. Ahora es cuando está empezando a salir de ello.
—Pobre bebé —dijo Lali—. Pobres los dos.
—¿Eugenia? —dijo Peter con incredulidad.
—Peter, Eugenia nunca maduró. Por eso es por lo que Ruben está tan encariñado con Tomy. Así es exactamente como se comporta Tomy. Le tiene afecto a Ruben, pero solo mientras no interfiera con sus planes.
—No siento su muerte. ¿Te parece horrible?
—Es humano. Peter, creo que necesitamos invitar a sus padres a venir aquí.
—Abre los ojos, Lali.
—No, lo digo en serio —dijo con firmeza y Peter vio que Lali no iba a ceder—. Perdieron a su hija y están llenos de rabia hacia mí porque necesitan tener un culpable. Pero si les dejas venir aquí verán que no eres tú.
—Sí, claro.
—Y quizá también vean que siguen teniendo un nieto, y que ha heredado lo mejor de su hija.
—¿Y qué pasa si ella salió así por culpa de ellos?
—No te estoy pidiendo que les dejes educar a Ruben, sino que permitas que ellos sean para el niño una pequeña parte de su vida. Que ellos sean el vínculo con su madre, y él el de sus padres con ella.
—Es que no quiero hacerlo.
—Solo piénsatelo.
—¿Tengo que hacerlo?
—Sí.
Y en ese momento vio que lo que acababa de decirle sobre Eugenia, que la primera impresión sobre una persona era la que valía, era también aplicable a Lali.
Desde el primer momento se había dado cuenta de que era amable y cariñosa, pero con una fuerza y un tesón muy grandes.
Enseguida, había pensado que tenía que ser más hombre de lo que era si quería conservar el amor de Lali; más abierto, más amoroso. E incluso también más indulgente. Iba a tener que dejar de ser el tipo duro que era capaz de guardar rencor durante mucho tiempo si quería ser el hombre que Lali pensaba que era.
—De acuerdo —dijo con brusquedad—. Los llamaré.
Se acercó a él y le dio un beso en los labios.
Antes de que se dieran cuenta, se quedaron desnudos bajo un maravilloso cielo estival, y Lali ni siquiera se preocupó de las serpientes.
Después de hacer el amor, cuando se sentía en la cima del mundo, pensó en lo que podía hacer para arreglar su relación con Tomy, para aplacar la rabia del chico. De repente, se le ocurrió algo genial. El chico quería encontrar a su padre. ¿Por qué no ayudarlo? Era algo en lo que podrían trabajar juntos, que podría unirlos y hacer que Tomy no lo viera como al enemigo que le había robado el cariño de su tía Lali.
Tomy le dio una oportunidad a primera hora del día siguiente. Estaban trabajando juntos, dando de comer a los terneros, cuando el chico dijo:
—Voy a buscar a mi padre. Si tuviéramos Internet en casa podría encontrarlo enseguida. ¿Cómo puede ser que no tengamos ordenador en casa? ¿Cómo es posible que...?
—¿Sabes cómo se llama tu padre?
—¡Por supuesto que sé cómo se llama mi padre! —Tomy lo dijo con tanta rabia que Peter sospechó que no lo sabía.
—Te ayudaré a encontrarlo —dijo Peter.
Tomy se quedó perplejo, y de repente Peter deseó haber discutido aquello con Lali antes de decirle nada a Tomy, porque la cara que puso el chico no fue precisamente de gratitud.
Se le veía muy joven y vulnerable. Y también muy atemorizado.
—Eso sería estupendo —dijo, desviando la mirada enseguida—. Encontraremos a mi padre y me iré a vivir con él.
—Eh, chico, espera un momento. Te ayudaré a encontrarlo y entonces hablaremos con tu tía Lali sobre el paso siguiente a dar. A lo mejor podrías escribirle una carta, y quizá quedar después con él.
Tomy no dijo nada.
—Lo haremos la semana que viene, ¿vale? Después de que vengan los abuelos de Ruben el domingo.
—Estoy impaciente por hacerlo —contestó Tomy, pero Peter oyó algo más, y entonces deseó no haber abierto la boca.


Lali miró las flores que había colocado en el jarrón. Allí en la granja las flores no aguantaban demasiado bien los azotes del viento de la pradera, pero con unos cuantos capullos y la rosa que Peter le había regalado, quedó bastante bien.
Miró el reloj. Los Mortimer llegarían en menos de una hora.
Peter entró y sonrió al ver las flores.
—¿Quedan ridículas? —preguntó Lali.
—Son bonitas.
—¿Podrías ir a ver que hacen los niños? Tomy se llevó a Ruben al cobertizo para que jugara con la carnada de gatos recién nacidos, pero hace un buen rato que no los veo. Además, hay que bañar a Ruben.
—Los Mortimer se mostraron tan emocionados por venir aquí, Lali. Creo que tenías razón.
—Intentaré no recordártelo demasiadas veces.
—Muy graciosa.
Quería decírselo en ese momento. Que lo amaba. Cuando se levantó esa mañana lo había pensado, y había seguido pensándolo todo el día. ¿Con la intimidad que tenían, por qué les daban tanto miedo las palabras?
Quizá fuera porque Tomy se estaba comportando tan mal. ¿Cuánto tiempo lo soportaría Peter? ¿Cuánto antes de sugerir que quizá aquello no estuviera funcionando?
—¿Oye, en qué estás pensando ahora? ¿Qué te preocupa? —le dijo, tocándole la frente.
—Creo que te estoy arruinando la vida —le susurró ella.
—¿Arruinándome la vida?
—Si estás harto de que Tomy vaya destruyendo tus cosas, lo entenderé.
—A lo mejor lo que quieres decir es que estás harta de la tensión que hay entre nosotros.
¿Le estaría dando Peter una salida? Pero el mero hecho de pensar en dejarlo le hacía tanto daño que creyó que se echaría a llorar. Ni siquiera estaba segura de poder hacer eso por Tomy. ¿En qué clase de persona se había convertido? ¿Acaso solo era capaz de pensar en sí misma?
—Hablaremos más tarde —dijo—. Por favor, ve a por los chicos.
Peter salió por la puerta trasera. Pero cuando volvió, casi media hora después, estaba pálido y angustiado.
—He mirado por todas partes, Lali. No los encuentro.
Ella se lo quedó mirando.
—¿Que no los encuentras? Pero no es posible. ¿Dónde iban a haber ido?
Se recorrieron la granja juntos, y luego la casa. Tomy había dejado una nota en su habitación, encima de su almohada. Estaba mal escrita y emborronada por las lágrimas.
Lali la leyó en voz alta.

Querida tía Lali:
He sido muy malo y lo siento. Veo que estás muy feliz, excepto por mí, y sé que ya no me quieres. Benjamin te dejó por mi culpa, y Peter lo hará pronto. No consigo hacer feliz a nadie, solo consigo entristecer y enfadar a los demás. No sé por qué. Supongo que me siento triste y enfadado todo el tiempo. Mi mamá murió y mi padre nunca me quiso, y me pregunto si todo eso ocurrió por culpa mía, y no me extraña que nadie me quiera.
Peter dijo que me ayudaría a encontrar a mi padre. Eso quiere decir que él también quiere librarse de mí.

—Dios mío —dijo Peter.
—¿Qué es esto sobre su padre?
—Ay, Lali, pensé que si me ofrecía para ayudarlo a buscar a su padre no estaría tan enfadado conmigo, ni sentiría que estábamos en bandos opuestos. Fue un error de lo más estúpido.
—Yo creo que fue un gesto amable por tu parte —dijo con firmeza, y luego continuó leyendo la carta.

Ruben me tiene mucho cariño, y yo a él también, aunque se mee en los pantalones. Pero él tiene un papá de verdad y ahora te llama mamá a ti, y sus abuelos van a venir a verlo. Yo no tengo abuelos y nadie vendrá a verme nunca. Estoy seguro de que algún día tendrá un hermano o una hermana de verdad. Pero yo nunca lo tendré.
No te preocupes por mí. Voy a volver a Vancouver. Allí hace buen tiempo y la gente puede vivir en la calle incluso en invierno. Puedo ser un niño de la calle, igual que esos a los que siempre dabas dinero. No vengas a buscarme porque tengo planeada una ruta secreta y jamás me encontrarás.
Adiós para siempre. Te quiero. Tomy.


P.D.: Ruben está en el cobertizo jugando con los gatitos. Le dije que no viniera conmigo. Ya sabes que él siempre me hace caso.

—Oh, Dios mío —exclamó Lali; se dejó caer en una silla y volvió a leer la carta, llorando sin consuelo—. ¿Dónde podrá haber ido? ¿Y dónde está Ruben?
Peter seguía pálido.
—Creo que esta vez ha decidido no hacerle caso a Tomy.
Lali miró a Peter consternada.
—¿Dónde crees que podrían haber ido? Tenemos que ocuparnos de él primero. Es más pequeño.
—Creo que se ha ido tras de Tomy, donde quiera que esté él. La cuestión es si Tomy lo sabe ya. ¿Hará cuánto que se han ido?
Miró el reloj angustiada.
—Al menos una hora, aunque quizá sean casi dos. ¿Por qué no fui a ver si estaban bien?
—Tú no tienes la culpa. ¿Por qué ir a ver cómo estaban? Muchas veces se han pasado horas jugando en el cobertizo. Voy a ensillar un caballo. Esta nota me está haciendo pensar que quizá decidiera ir campo través hasta la autopista. Me estuvo preguntando por eso hace unos días, cuando le enseñé el mapa.
—Tú tampoco tienes la culpa, Peter.
—Quizá sí, Lali. Me daba cuenta de lo infeliz que estaba el niño y de lo infeliz que te estaba haciendo a ti.
—Es a ti a quien estaba entristeciendo —dijo ella.
—¿A mí? Podría manejar a diez niños como él con una sola mano solo para estar contigo. Mira, quiero que llames a la policía. Y después a Ma Watson. Cuéntale lo que ha pasado y dile que haga correr la voz porque necesitamos a toda la gente que podamos conseguir para ayudarnos a encontrarlos. Pueden traer caballos o buscar a pie, pero no quiero coches. Se va a hacer de noche y no quiero que nadie atropelle a ninguno de los niños. Después de llamar, métete en la camioneta y ve hacia la ciudad. Mira en los bancales y ve despacio si pasas por algún sitio donde puedan estar escondidos.
Se enteró de todo lo que le dijo, pero de algún modo su mente se había detenido en solo para estar contigo. Y esas palabras tan simples la ayudaron a mantener a raya el pánico y a sentirse más fuerte de lo que se había sentido jamás.
—¿Y si vienen todas esas personas y Tomy y Ruben están dormidos bajo un montón de paja?
—No puedo arriesgarme a no avisarlos. Las gentes de esta tierra prefieren que les llames para ayudar, aunque al final sea innecesario que recibir malas noticias.
Oyeron el motor de un coche deteniéndose delante de la casa. Peter hizo un gesto de confusión y seguidamente frunció el ceño.
—Los Mortimer. Qué momento más inoportuno.
—Es el más oportuno —dijo Lali—. Les voy a poner a cargo del centro de operaciones y me voy contigo. Ensilla dos caballos.
—¿Has montado alguna vez?
—Sí.
No le dijo que había sido un poni de Shetland que iba dando vueltas en una feria.
—Ve a preparar los caballos.
Y mientras él salía por la puerta de atrás, ella lo hizo por la de delante.
Brevemente se presentó, les contó lo que había pasado y lo que necesitaba de ellos. A Lali le impresionó la manera en que Ron Mortimer se hizo cargo de la situación inmediatamente.
En un santiamén estaba sentado a la mesa de la cocina con la agenda de Peter y fotografías de los dos niños. Después de colgarle a Ma Watson, le pidió que le dijera los nombres de las emisoras de radio locales
Fiona Mortimer le preguntó dónde tenía la cafetera y provisiones para preparar sándwiches.
—Necesitaremos alimentar a la gente que los busque si los niños no aparecen enseguida.
—Gracias —dijo Lali—. Lo siento tanto. No puedo llegar a imaginar el shock que esto habrá sido para ustedes. Tengo que marcharme...
—Espera cinco minutos. Ve a busca ropa de abrigo para Peter y para ti. Y cuando vuelvas, os tendré preparados unos sándwiches. ¿Dónde tienes los termos?
Después de eso, Fiona sacó a Lali precipitadamente de la habitación. Unos minutos después, Lali corría hacia el establo con un par de termos llenos de café caliente, ropa de abrigo y unos sándwiches.
Peter tenía preparados dos caballos. A Lali le parecieron enormes, pero no se dejó amilanar por ello. No en ese momento. No sabiendo que Peter haría cualquier cosa para estar con ella.
La ayudó a montarse y la miró con ojo crítico mientras lo hacía.
—Supongo que estarán ahí dentro hablando de la custodia —dijo con tristeza.
—Peter —le dijo Lali—. Creo que quizá te lleves una sorpresa.
Peter se subió al caballo y dejó de pensar en los Mortimer.
—Quiero ir por aquí —dijo, señalando un camino—. He encontrado una huella en el suelo, y Tomy me hizo un montón de preguntas relacionadas con esta dirección cuando estuvimos mirando el mapa. Si hubiera tomado esta dirección, acabaría llegando a la autopista. Pero son cuarenta y tres kilómetros de terreno abrupto.
Lali miró a la pradera y se sintió abrumada por su grandeza. ¿Si tomaban un camino distinto al de los niños, cómo iban a encontrarlos? ¿Estarían los niños juntos? Aspiró profundamente y se dijo que debía ser fuerte y mantener la calma.
De pronto, se enfrentó a un hecho al no se había enfrentado en toda su vida. Que el preocuparse no resolvería nada. Solo la acción.
Y Peter era un hombre de acción.

7 comentarios:

  1. Lina (@Lina_AR12)31 de julio de 2012, 8:03

    Me has tenido todo el cap con el corazón en la boca!No me gustó nada eso de q falta sólo uno,te cuento q tengo un gran problema con las noves,cuando me gustan (como esta )me da mucha pena q acaben!Pero bueno tras leer la anterior y esta veo el estilo de historias q eliges y confío en q la prox me guatara mucho también!
    con esta me pasa q estan muy bien descriptos los sentimientos y emociones q surgen en estas situaciones,entonces a pesar de ser una ficcion veo muchas cosas reales en ella sumado a lo q ya expuse en uno de los primeros cap de la edad de los personajes q me resultó otro punto de atracción!
    Espero mañana el ultimo,aunq recien podre leerlo por la tarde!
    Gracias por todo!

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  2. Emoción y sentimientos k se deben reprimir, en aras d la felicidad d los más pequeños,cuando estos consigan ser felices,Lali y Peter lo serán también,ellos se complementan.Me estás haciendo padecer,así k si nos quieres un poquito,aunque te encuentres mal ,sube otro cap,para quitarme esa angustia d la desaparición d los chiquis.X supuesto k aparezcan al comienzo del cap.

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  3. Amor!!! No consigo dar contigo y no se que pasa!!!
    Me encanto el cap pero estoy preocupada por ti! hablame! por donde sea! necesito que des señales de vida!
    Te AMO!!!!

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  4. No!!! Q hizo tomy ahora!! Quiero el próximo!! Más!

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  5. Me encantaaaaaaaaaa :)
    Que bueno que los abuelos de Tomy están ayudando! :D
    Maaaaaaaaas!

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  6. Ay,por dios q desesperación,jajajaj,me encanta,quiero masmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmasmas ,muy buena la nove,me encanta,espero el sig cap muy ansiosa,te quiero un montón aunque no nos conozcamos en persona,besos

    Beth

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